Ministerio de Empleo

     Ya hemos llegado a los 6 millones de parados, la actividad económica no se recupera y el crédito no fluye. El 27% de la población española no tiene trabajo y en la provincia de Huelva superan ya el 40%. Sabíamos que esto sería así, que irá a peor y que no se resolverá si se sigue pensando que el trabajo es un bien más en un mercado cualquiera como opinan los políticos actuales, aconsejados por economistas neoliberales que argumentan que se puede llegar a un salario en el que confluyan oferta y demanda y que esto dará lugar a una situación de pleno empleo, eliminando por el camino justas conquistas de los trabajadores.


      Este axioma no es consistente porque no se ajusta a la realidad. El economista John Maynard Keynes (1883-1946) ya lo criticaba diciendo que el trabajo no es una mercancía ordinaria en un mercado ordinario: las empresas no contratan si no tienen a quien vender la producción; la creación de empleo, decía, depende de una eficiente demanda de bienes y servicios.

      Otro error que cometen nuestros dirigentes es el de pensar que un incremento de algún parámetro de la economía, sea el PIB (Producto Interior Bruto), la balanza de pagos, las exportaciones, etc… es sinónimo de generación de puestos de trabajo, cuando estos indicadores macroeconómicos mueven la economía financiera pero no la economía real, la de producción de bienes y servicios que es la que genera empleo.

      Y por supuesto en la actual situación también es un error pensar que cualquier empresa puede ser creadora del empleo perdido, ya que no es lo mismo una gran empresa o una multinacional que cotiza en bolsa y debe reportar beneficios a sus accionistas institucionales y por tanto buscará contratar a precios bajos al igual manera que lo ha venido haciendo hasta ahora en países tercermundistas (China, India, Brasil, etc…), que las pequeñas o medianas empresas que contratan en un ámbito geográfico cercano.

     Se deben evitar los errores del pasado reciente y poner el punto de atención en un pasado más lejano. Debemos rebobinar la película y ver donde estaba el empleo en nuestro país 20 0 25 años atrás. Así veremos que los puestos de trabajo se localizaban en las pequeñas y medianas empresas.

      También seria otro error pensar que la solución está en gastar dinero público en grandes infraestructuras. Esto ya se ha hecho, recordemos los aeropuertos sin aviones, las autopistas sin coches y las estaciones de alta velocidad sin pasajeros que solo ha beneficiado a las grandes empresas.

      Hay que centrarse en actividades afines a las pequeñas y medianas empresas, que tienen una producción más directa y descentralizada, especialmente las dedicadas a: agricultura (ecológica sobre todo), energías renovables, nuevas tecnologías, cultura, ocio, reciclaje, medio ambiente, servicios sociales, cuidados, deportes de aventura, ecología. La economía funciona mejor con rentas bien repartidas, porque se consume más que cuando la renta se concentra en unos pocos.

      Se deben encontrar fórmulas incentivadoras del empleo indefinido, garantizar rentas y salarios mínimos y por supuesto evitar la exclusión. Debemos tomar ejemplo de los países del norte de Europa, que poseen un Estado del bienestar que avala una educación de calidad que redunda en trabajos estimulantes y creativos, seguridad y protección que garantizan la cohesión social, cooperación y solidaridad que facilita la adaptación a los cambios económicos.


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